viernes, 22 de mayo de 2020

Capítulo 5



 Mientras, Bart ve la tele, Robert está pendiente de la llegada de los dos chicos. Ha preparado mesa para los cuatro. Aunque se pone nervioso, le emociona. Oye la puerta, se acerca ilusionado pero su sonrisa se le borra del rostro al ver sólo a  Segundo.
--¿¿Y Félix?¿es que le pasó algo?
La angustia y la desesperación de su padre, hacen darse cuenta a Segundo que minuto a minuto Félix está más dentro de su padre pero prefiere hacerse el tarado.
--es que hará horario diferente a mi... hoy hará más horas pero a partir de mañana entrará más tarde...
Robert trata de mostrarse lo menos ansioso posible por ver a Félix:
--que bueno que si logró trabajo...
--si que bueno --dice  Segundo mirando a su padre con cierta complicidad.
Bart también está contento:
--¡¡eso quiere decir que mi nuevo hermano se va a quedar a vivir para siempre con nosotros¡¡
Robert suspira enamorado.  Segundo acaricia la cabeza de su hermano mientras dice para sí:
--si tú supieras que más que hermano ése lo que quiere es ser el amante de nuestro padre y parece que papá también es lo que quiere... Nunca me cayó bien Rafael, pero no pensé que mi papá fuera a superar su muerte tan rápido.
Bart le habla a su papá:
--¿verdad es que este fin de semana vas a querer que vayamos todos a la piscina?
--¿todos? --pregunta Robert.
Segundo le ve el deseo en la mirada y es que Robert, aunque no quiere, ya está pensando en tener cerca a Félix en bañador, desea que sea lo más pequeño posible. Recuerda lo mucho que le ha gustado verlo medio desnudo y desea volver a verlo. Él mismo se escandaliza por lo que, en pocos segundos, ha pasado por su cabeza.
--¡¡no eres un adolescente¡¡¡no puedes estar pensando estar barbaridades --se reclama pero sólo para si-- eres un viudo y reciente.
--¿qué pasa, papa, hay algún inconveniente? --Segundo.
--venga papá... Félix ya dijo que sí... ¡¡solo falta tu sí¡¡
Robert sonríe disimuladamente.

Llega el fin de semana y todos, en especial Robert y Félix, se preparan con ilusión para vivir un día en la piscina, Bart va tomado de la mano de sus dos guapos hermanos. Detrás va Robert que mira excitado el trasero del hijo de su marido. Aunque no lo quiere mirar no puede evitarlo.
--pareces un adolescente --se recrimina intentando mirar para otro lado.
En los vestuarios. Robert y Félix se intercambian disimuladas miradas de deseo. La family se desnuda juntos.  Segundo se queda en un amplísimo bañador que no resulta nada provocativo. Bart enseguida se ríe señalando a Félix.  Segundo se lo queda mirando embobado:
--¿vas a salir así?
Félix luce cuerpazo con un pequeñísimo tanga. Hace el que todo es normal:
--¿es que pasa algo?
--a parte que te falta casi todo el bañador no, nada --Segundo con ironía y realmente cachondo.
Tanto Segundo como Felix están pendientes  de la reacción de Robert que ayuda a Bart. Robert ha pensado mucho el bañador que debía ponerse. Deseaba ponerse uno muy sexy para que Félix disfrute pero finalmente sus remordimientos de viudo han vencido a la coquetería y luce un discreto y amplio bañador negro. Aún así esa imagen excita mucho a Félix y ni que decir cómo ha vibrado Robert al ver a Félix. Ha sido un fuerte impacto. El chico le gusta muchísimo. Tanto  Segundo como Félix se dan cuenta que Robert lo está devorando con los ojos. Robert se excita con la casi desnudez de Félix ya que la pequeña prenda que luce apenas deja nada a la imaginación y mucho al gozo. Robert apenas puede disimular lo que siente, Félix lo mira de reojo.
--es que así no me quedan marcas en todo el cuerpo cuando tome el sol... es más práctico.
--pero no es adecuado... es como si quisieras provocar a alguien... ¿o es que has venido a seducir a los muchachitos de la piscina? --Segundo.
--No, claro que no --dice Félix nervioso.
--pues a mi me gusta... es divertido... --dice Bart riendo.
--no traje otro en mi maleta...
 Segundo sabe que se lo compró el día anterior pero no dice nada, se da cuenta que quiere seducir a su padre y no sabe si debe detenerlo ya que se da perfecta cuenta que a su padre le gusta.
--pues otro día me lo dices a mí y te busco algo más decente... Yo nunca me pondría algo así, no sé cómo puedes-- Segundo.
Félix está nervioso pero actúa con la mayor normalidad posible.

Se bañan los cuatro  juntos en algún momento que  Segundo está más pendiente de Bart , Félix y Robert nadan muy cerca el uno del otro y se tocan. Nadan casi al mismo ritmo y el uno al lado del otro, pero en un momento dado Félix se adelanta, ya Robert lo ha perdido de vista pero de repente ve que Felix bucea hacia donde está  y casi se choca. Los dos salen a la vez a la superficie, el cuerpo del uno casi pegado al otro. Se desean, desean besarse. Robert oye a  Segundo y a Bart y se avergüenza y sale del agua. Segundo fulmina con la mirada a Félix que está ardiendo de deseo.
--¿¿donde vas papá? ven con nosotros...
--estoy cansado, quiero tomar el sol.
 Segundo se acerca a Félix:
--pasó algo con mi papá? --le dice con voz grave.
Félix se da cuenta que le está reclamando. Traga saliva:
--¿qué iba a pasar?
Segundo lo señala amenazador:
--¡tú sabrás¡¡espero que no defraudes nuestra confianza¡¡
--Yo respeto mucho a tu papá, lo valoro, le tengo mucho cariño y nunca lo lastimaría...
--¡¡más te vale¡
Aunque Segundo no desea hablar claro para evitar una situación comprometida, sí ha querido pero empezar a hacerse notar para que Félix se dé cuenta que tonto no es y que su papá no está solo. Bart se da cuenta que algo pasa entre sus dos hermanos y en seguida se pone entre ellos y los 3 juegan ante las calientes miradas de Robert a Félix que lo mira de reojo. En un momento dado, el guapísimo hijo de Rafael se escapa del juego y se acerca a las escaleras:
--¿donde vas? --le grita  Segundo.
--tengo que hacer pis... ahora vengo...
Robert lo ve salir del agua, todo empapado, casi desnudo: poesía para los ojos, alimento para el deseo. Vibra todo. Nunca había sentido tanto deseo. Robert se da cuenta que Félix le está enseñando un mundo que hasta ahora  desconocía, un mundo apasionado y lleno de deseo:
--el Dios del agua... ¡¡Dios... que criatura tan hermosa¡¡él sería capaz de hacerme hacer cualquier locura pero me tengo que controlar...¡¡ --piensa.
Félix se acerca a Robert muy coqueto:
--¿no te lo pasas bien?
--si, y tú...?
--perfecto.
Félix prepara la toalla para tumbarse, justo al lado del viudo.
--¿te vas a quedar aquí? --dice Robert que no deja de mirarlo.
--claro... me encanta tomar el sol... para eso he venido... ¿quieres que te ponga crema?
--ya me he puesto yo...
--pero así no va bien... no des mal ejemplo a Bart , túmbate, que yo te pongo crema...
En realidad es una excusa para tocarlo y al viudo le encanta ser tocado por ese joven que lo acaricia con deseo, con fuerza, con vigor, con lentitud... Los dos jadean, ya que es un momento de gozo para ambos. Robert cierra los ojos y se deja llevar. Desde la piscina Segundo no deja de mirarlos. Se siente algo incómodo, con miedo, de que todo eso que ve en los ojos de su padre y Félix les estalle a ambos y salgan lastimados.
--venga, que vamos a caminar un poco... – a su hermano
--no, yo quiero seguir jugando... --Bart .
Segundo insiste pero no lo saca del agua. Robert se estremece de placer por ser tocado por Félix. Él se deja llevar y se sienta sobre el viudo  para hacerle sentir su cuerpo y el deseo es tan grande que Robert ya no lo aguanta: es besarlo o apartarse de él y así que se levanta bruscamente:
--ya es bastante... --dice el viudo a él que ha caído sobre la hierba.
Robert se vuelve a tumbar:
--¿no vas al agua?
--No, me quedo un rato aquí.
Félix se tumba en la toalla de espaldas al sol y su cuerpo está casi desnudo y Robert está demasiado excitada. Felix agarra la crema y le guiña el ojo a Robert.
--no me la pones?
Robert no podría tocar a ese chico sin arder.
--esto no puede seguir así --dice  vibrando.
Felix lo mira sonriente con algo de picardía.
--¿a qué te refieres?
--tú y yo tenemos que hablar muy en serio --
--si claro... cuando quieras...
--mañana me gustaría que me acompañaras a un sitio.
--donde quieras...
La voz grave de Robert le da qué pensar. Felix no sabe que sentir, el viudo lo mira raro. En su mirada se denota la lucha interna que trae para no vencer la tentación que le provoca.










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Capítulo final

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